Neurología Infantil
¿Qué es?
La Neurología pediátrica es la especialidad que se encarga del diagnóstico y tratamiento de enfermedades que afectan al sistema nervioso, desde la gestación hasta la adolescencia. Entre ellas, trastorno del espectro autista, restraso del desarrollo psicomotor y del lenguaje, epilepsia, déficit atencional, dolor de cabeza, enfermedades neuromusculares, trastornos del sueño, trastornos de la marcha y muchas más.
La labor de un neuropediatra es estimular el buen desarrollo neurológico de los niños, prevenir y tratar enfermedades neurológicas, establecer estrategias de neurorehabilitación y también brindar apoyo a otras especialidades de la pediatría.
Reseña Personal
La doctora Francisca Sandoval es médico-cirujano egresada de la Universidad de Santiago de Chile en la que también posteriormente se formó como especialista en Neurología Pediátrica. Además, cuenta con un diplomado en Urgencias Pediátricas y ha realizado pasantías en hospitales extranjeros como el hospital de Universitario Moncloa en Madrid, España y el Boston Children’s Hospital (Harvard University), en Estados Unidos.
¿Qué niños deben ser evaluados por Neurólogo/a Infantil?
- El niño que al nacer presenta: encefalopatía hipóxico isquémica, convulsiones neonatales, parálisis braquial, parálisis facial, apneas o infecciones congénitas.
- El niño que presenta retraso en su desarrollo psicomotor, por ejemplo no sostiene su cabeza a los tres meses de vida, no se sienta a los seis meses, no camina o no dice palabras después del primer año de vida.
- El niño que no logra establecer un patrón de sueño apropiado.
- El niño que no se contacta bien, no establece lazos afectivos o que es extremadamente irritable
- El niño que pierde algún logro adquirido en su desarrollo por ejemplo el niño que deja de hablar.
- El niño que presenta mal rendimiento escolar.
- El niño que tiene posturas anómalas o se nota muy blando.
- El niño que ha convulsionado o perdido la conciencia alguna vez.
- El niño que ha sufrido un golpe grave en la cabeza.
- El niño que ha tenido una enfermedad infecciosa del sistema nervioso.
- El niño con diagnóstico de algún síndrome genético.
- El niño que sufre de dolores de cabeza.
- El niño que presenta alteraciones en su forma de caminar o falta de fuerza.
- Cualquier niño con diagnóstico previo de enfermedad neurológica o con enfermedad pediátrica con sospecha de complicación neurológica, por ejemplo enfermedades autoinmunes o cánceres.